NUESTRA FILOSOFÍA
DE TRABAJO

Cada proyecto necesita y debe tener su filosofía. Cuando nos encargan un trabajo, ese es nuestro primer objetivo. Cada obra debe tener su identidad y personalidad, puesto que la idea que la rige es una y hacia donde todas las respuestas proyectuales deben apuntarse. Este proceso se va gestando en la mente hasta que la idea surge, empieza a plasmarse a través de dibujos y maquetas, hasta desarrollar por completo el proyecto.

Nuestra premisa a la hora de definir una solución proyectual, es creer que estamos ante la mejor solución; sería imposible defender ante el cliente nuestra propuesta si fuese de otra manera. La idea debe estar bien fundamentada, en el desarrollo no solo interviene el intelecto; la intuición y la emoción juegan un rol importante en el proceso creativo.

El proyecto posee muchas variables. Una vez trascendido lo funcional, la búsqueda de valores como la belleza, la intimidad, la sorpresa, el asombro y la serenidad, forman también objetivos a la hora de crear climas donde la emoción y el bienestar intenten llegar a su punto límite.

Luego viene la construcción y el proceso de dirección, en el cual el seguimiento de la obra es imprescindible. La obra cobra forma y nos va transmitiendo el camino correcto e inspirando a nuevas soluciones y estrategias para su culminación. Ante todo jamás debe abandonarse la dirección, es en este punto donde el proyecto es completado y mejorado.